AMENAZAS, EL CAMINO DE LA IMPUNIDAD, LA INJUSTICIA Y EL MIEDO

Por Adrián Regino.

Es bien sabido que los delitos cometidos en contra de la libertad de expresión son investigados por parte de autoridades federales, en específico, la Fiscalía Especial para la Atención de Delitos cometidos en contra de la Libertad de Expresión (FEADLE) adscrita a la Fiscalía General de la República.

¿Qué hacer frente un ataque hacia tu persona producto de tu labor periodística? Primero se debe presentar la querella respectiva para que se inicie la investigación, en la cual deberán hacerte saber el contenido de la Ley para la Protección de Personas Defensores de Derechos Humanos y Periodistas, con la finalidad de poder solicitar mayores medidas de protección.

¿Cuál es el problema? Como en muchos casos, la debida atención para iniciar los actos de investigación y otorgar medidas de protección eficaces resulta difícil en una actualidad como la que hoy vivimos.

En segundo momento, la problemática que encontramos es que muchos periodistas o personas dedicadas a la labor informativa son víctimas de amenazas por parte de distintas organizaciones criminales, por lo cual, el delito por el cual se iniciará la carpeta de investigación será el de amenazas contemplado en el Código Penal Federal en su artículo 282, el cual contiene una sanción de tres días a un año de prisión, la cual puede ser incrementada por la calidad de periodista como sujeto pasivo del ilícito hasta en un tercio más conforme el artículo 51 del mismo Código.

¿Efectividad? Siendo realistas cualquier persona dedicada a la delincuencia organizada, un delito sancionado con una pena máxima de prisión de un año no le genera incertidumbre o zozobra, toda vez que la mayoría de ilícitos que comenten día con día, son sancionados con más de 15 años de prisión, por lo cual, una amenaza más o una amenaza menos no hará eco en su consciencia.

Lo preocupante de esta forma de actuar es el impacto que se genera a la víctima del delito, pues esta afectación intangible dista de la comprensión común. Provocar incertidumbre respecto a la integridad de aquella persona amenazada, no tiene punto de comparación y eso ¿quién lo repara?.

Según una nota del periódico el Financiero del año pasado, la FEADLE solo ha conseguido cuatro sentencias condenatorias , lo cual equivale al 0.4 por ciento de eficacia. Estos datos fuera de ser escalofriantes, resultan decepcionantes, generando un efecto dominó en las víctimas de este tipo de delitos ante la desconfianza de los resultados de sus investigaciones.

Hoy en día, el gremio periodístico se encuentra enardecido ante las recientes amenazas que ha sufrido una de sus colegas, distintos personajes han tachado de cobarde y preocupante dicho acto perpetrado por el narcotraficante -como orgullosamente se presenta- que afirma no preocuparle las consecuencias de su actuar. Ante estas cifras de efectividad, su falta de preocupación se encuentra legitimada, lamentablemente.

¿Solución? Como en todo evento social, no puede existir una salida inmediata para resolver el problema que estamos viviendo, ni mucho menos ignorar la problemática es una solución, pues estamos hablando de un problema estructural, sin embargo, me parece que una posible reforma en vía de agravar la sanción para este delito, aumentando considerablemente la penalidad del delito de amenazas, sería un buen comienzo para dejar atrás ese 0.4 por ciento de efectividad.

Así mismo, insisto que el otorgamiento de medidas de protección debe ir encaminado a una reflexión y análisis en cada caso en concreto por parte del Agente del Ministerio Público, de lo contrario, entraríamos a un escenario en donde se brindan las medidas de protección “de cajón” y se continúa con el trabajo diario, situación que dista de una verdadera protección, por ello, insisto en la necesidad de contar con autoridades investigadoras conscientes y comprometidas con su labor, pues de ellos depende en gran medida la integridad de una persona.

Sin duda, existe un gran camino por recorrer para denunciar y así erradicar paso a paso este tipo de conductas delictivas que en mucho dañan a nuestra sociedad.

Egresado de la UNAM

Maestrante de la universidad de Barcelona

Abogado en Regino abogados

Entradas relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *